viernes, 19 de febrero de 2016

Casualidades (haikus en ondas gravitacionales)

De vez en cuando me viene la impresión de que hay actividades o disciplinas más útiles a la humanidad que las que yo suelo tener entre manos: literarias, de investigación histórica, de movimientos sociales, etc. Es esa sensación de que si tuviera una nueva vida la emplearía en aprender física o matemáticas, empeñándome en estudios que ayudaran a comprender el universo y en tecnologías que pudieran aliviar las duras condiciones de existencia de mucha de la gente que habita nuestro planeta.
Y en esas andaba estos días, así que me había imbuido en uno de los libros de José Manuel Sánchez Ron, El mundo después de la revolución. La Física de la segunda mitad del siglo XX (Pasado&Presente, 2014). No es propiamente científico, sino de historia de la ciencia, además de que sus explicaciones de Física se complementan con las que proporciona sobre las motivaciones políticas y desarrollo tecnológico que les acompañan, lo que ayuda a comprender este revolucionario fenómeno en una perspectiva amplia. No muestra, pues, la aridez de textos más profundos sobre el tema, pero, aún así, no logro entender todas sus páginas, para lo que necesitaría mayor tiempo y referencias. No obstante, disfruto leyéndolo. Me siento cercano a las mentes que conciben estas fórmulas, intentando el progreso, rompiendo barreras a lo establecido, a lo que se nos muestra impenetrable.
Pues bien, mientras consideraba la vida de Milton Humason, que comenzó trabajando de mulero en el observatorio de Monte Wilson y terminó calibrando (con Hubble) la magnitud de las nebulosas allá por 1930; y mientras leía las aportaciones de E. Orlando Lawrence en la construcción de ciclones o aceleradores de partículas, se me ocurrió elaborar la entrada anterior, la de los haiku y, curiosamente, las Gemelas del Sur -gracias- me indicaron que en la bitácora en la que participan, Versoscalados, habían colocado unos haikus del físico teórico John Archibald Wheeler (1911-2008) sobre la teoría de la relatividad, acompañado del vídeo Pixel – extraits de Adrien M y Claire B.
Son las ondas gravitacionales humanas que mantienen algo de felicidad entre la mediocridad pública.

11 comentarios:

  1. Wow, lo de las ondas humanas me alucina :)
    Semejante libro por interesante que sea sería incapaz de merendármelo , yo es que soy de letras puras, qué le vamos a hacer.
    Besos y buen fin de semana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En fin, Celia, ya lo creo que son alucinantes las ondas humanas.

      Besos.

      Eliminar
  2. A veces e "efecto mariposa" escoge su propio camino y encuentra grandes frutos

    Por cierto soy Pérfida
    Un saludo coleguita

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Saludos, Pérfida.

      La verdad que son curiosos los caminos que sigue el efecto mariposa y, por supuesto, los frutos a que lleva.

      Dichosos días.

      Eliminar
  3. Que interesante tu entrada;) sinceramente no tenía ni idea de este tema, saludos!!!

    ResponderEliminar
  4. Que interesante tu entrada;) sinceramente no tenía ni idea de este tema, saludos!!!

    ResponderEliminar
  5. Hola Ignacio, hoy con tu entrada estoy perdida, esto de las ondas gravitacionales no sabia que existieran, será cuestión de buscar más información en internet y se me abre la mente un poco.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No creas, Conchi, a mí también me cuesta, pero tiene algo que me atrae y vuelvo sobre ello.

      Un abrazo.

      Eliminar
  6. Lecturas de alto nivel.
    Estamos conectados y en onda.
    Gracias por enlazar el haiku Calado gravitacional.

    Besos.

    ResponderEliminar
  7. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar

Nos encantan los comentarios y que nos cuentes lo que quieras.