Queridos blogueros, de esta guisa inauguro una sección semanal dedicada a la cocina y por supuesto, a nuestros amigos los libros. No pretendo sentar cátedra con mis escasos conocimientos culinarios, pero sí aprovechar este espacio para compartir experiencias entre fogones. Deseo de todo corazón que os guste y espero vuestra activa participación.
Voy a dedicar un par de post a platos que requieren tiempo de espera. Minutos que podemos aprovechar para leer unas palabras de nuestro autor favorito o para sumergirnos en algún relato breve en el caso de este primer volumen. Los tochos suelen estar indicados para la espera a pie de cazuela del cocimiento de leguminosas y verduras en general, práctica no apta para los amantes de la olla rápida que no dispongan de un marcapáginas.
La pasta es la amiga de los lectores, ya que entre que echa a hervir el agua y se cuece, disponemos de bastante tiempo para echar una ojeadilla. Además, es un plato muy nutritivo por la alta cantidad de hidratos y se recomienda consumirlo una media de 2-3 veces por semana. La variedad es amplísima, tanto en sus formas como en los aderezos: con huevo, verduras, integrales, etc. No vale por lo tanto escudarse en los horriblemente llamados Juan Palomo yo me lo guiso yo me lo como para seguir la ley del mínimo esfuerzo. Recordemos que estos precocinados contienen salsas hipercalóricas y que suelen convertirse en engrudos incomibles en cuanto se quedan fríos. En unos 40 minutos podemos tener un plato artesano con una salsa 100% natural. Y encima podemos culturizarnos un rato. Eso no tiene precio ni gallina blanca que lo supere. Para los más jovenzuelos, recordar que lo sobrante se puede guardar en la nevera aguantando un par de días.
Voy a dedicar un par de post a platos que requieren tiempo de espera. Minutos que podemos aprovechar para leer unas palabras de nuestro autor favorito o para sumergirnos en algún relato breve en el caso de este primer volumen. Los tochos suelen estar indicados para la espera a pie de cazuela del cocimiento de leguminosas y verduras en general, práctica no apta para los amantes de la olla rápida que no dispongan de un marcapáginas.
La pasta es la amiga de los lectores, ya que entre que echa a hervir el agua y se cuece, disponemos de bastante tiempo para echar una ojeadilla. Además, es un plato muy nutritivo por la alta cantidad de hidratos y se recomienda consumirlo una media de 2-3 veces por semana. La variedad es amplísima, tanto en sus formas como en los aderezos: con huevo, verduras, integrales, etc. No vale por lo tanto escudarse en los horriblemente llamados Juan Palomo yo me lo guiso yo me lo como para seguir la ley del mínimo esfuerzo. Recordemos que estos precocinados contienen salsas hipercalóricas y que suelen convertirse en engrudos incomibles en cuanto se quedan fríos. En unos 40 minutos podemos tener un plato artesano con una salsa 100% natural. Y encima podemos culturizarnos un rato. Eso no tiene precio ni gallina blanca que lo supere. Para los más jovenzuelos, recordar que lo sobrante se puede guardar en la nevera aguantando un par de días.
Propongo un menú rápido, sencillo, nutritivo y en el que da tiempo a leer aproximadamente veinte minutos con pequeñas interrupciones para remover. Véase que de paso realizamos un movimiento muscular altamente beneficioso contra la artrosis.
1er plato. Espaguetis con tomate
Poco misterio tiene la cosa aparte de hervir, echar la pasta y dejar cocer con un chorrito de aceite de oliva en crudo. El problema es que los tiempos indicados en el envase no son aptos para los dientes humanos, por lo que recomiendo dejar unos 15-20 minutos. La marca también es una cosa importante, ya que cambia la textura, el grosor y el nivel de apelotonamiento de hermanos espaguetis. Para mí, la mejor es Ardilla por relación calidad/precio.
El tomate, por favor, que no sea ketchup ni frito de bote. No cuesta nada echar en una cazuela o sartén vieja (a ser posible sin capa antiadherente, ya que con el uso el ácido del tomate la va a ir disolviendo) una pequeña capita de aceite de oliva para freír medio bote de tomate triturado. De lata, sí, que no crecen tomates en los balcones. A los que les guste, se les puede añadir unas tiritas picadas de pimiento verde y cebolla, aunque este sabor creo es más apropiado para acompañar los fritos en general.
2º plato. Filetes rusos en salsa
Para los que no lo sepan, el filete ruso es la hamburguesa española de toda la vida. Compuesto por carne picada moldeada en forma de óvalo, se puede comprar hecho o bien recordar los viejos tiempos de las manualidades y mancharnos un poco las manos con nuestra plastilina animal. Basta con realizar una bola del tamaño de una pelota de tenis y aplastarla cuidando que no pierda materia por los bordes. La cantidad recomendada por comensal es de 2 filetes.
Ponemos una sartén preferiblemente con antiadherente y cubrimos su superficie con aceite de oliva. Mientras el aceite se calienta, enharinamos los filetes, sacudiéndoles después en plan pizzero para quitar la harina que no se ha adherido a su superficie. Les freímos con cuidado y a fuego medio, aplastándoles de vez en cuando para evitar que se queden crudos por el centro. Una vez que están doraditos machacamos en el mortero un ajo y un par de ramitas de perejil natural con una pizca de sal. Añadimos el contenido del mortero mezclándolo con agua a los filetes. Volvemos a llenar el mortero de agua y repetimos para cubrir los filetes. Dejamos cocer los filetes en la salsa hasta que alcance el espesor que nos guste. Si nos gusta muy espesa, antes de añadir el majado podemos echar un poco de harina en el aceite de freír los filetes.
Poco misterio tiene la cosa aparte de hervir, echar la pasta y dejar cocer con un chorrito de aceite de oliva en crudo. El problema es que los tiempos indicados en el envase no son aptos para los dientes humanos, por lo que recomiendo dejar unos 15-20 minutos. La marca también es una cosa importante, ya que cambia la textura, el grosor y el nivel de apelotonamiento de hermanos espaguetis. Para mí, la mejor es Ardilla por relación calidad/precio.
El tomate, por favor, que no sea ketchup ni frito de bote. No cuesta nada echar en una cazuela o sartén vieja (a ser posible sin capa antiadherente, ya que con el uso el ácido del tomate la va a ir disolviendo) una pequeña capita de aceite de oliva para freír medio bote de tomate triturado. De lata, sí, que no crecen tomates en los balcones. A los que les guste, se les puede añadir unas tiritas picadas de pimiento verde y cebolla, aunque este sabor creo es más apropiado para acompañar los fritos en general.
2º plato. Filetes rusos en salsa
Para los que no lo sepan, el filete ruso es la hamburguesa española de toda la vida. Compuesto por carne picada moldeada en forma de óvalo, se puede comprar hecho o bien recordar los viejos tiempos de las manualidades y mancharnos un poco las manos con nuestra plastilina animal. Basta con realizar una bola del tamaño de una pelota de tenis y aplastarla cuidando que no pierda materia por los bordes. La cantidad recomendada por comensal es de 2 filetes.
Ponemos una sartén preferiblemente con antiadherente y cubrimos su superficie con aceite de oliva. Mientras el aceite se calienta, enharinamos los filetes, sacudiéndoles después en plan pizzero para quitar la harina que no se ha adherido a su superficie. Les freímos con cuidado y a fuego medio, aplastándoles de vez en cuando para evitar que se queden crudos por el centro. Una vez que están doraditos machacamos en el mortero un ajo y un par de ramitas de perejil natural con una pizca de sal. Añadimos el contenido del mortero mezclándolo con agua a los filetes. Volvemos a llenar el mortero de agua y repetimos para cubrir los filetes. Dejamos cocer los filetes en la salsa hasta que alcance el espesor que nos guste. Si nos gusta muy espesa, antes de añadir el majado podemos echar un poco de harina en el aceite de freír los filetes.
Truco para los más vagos: si pasamos de hacer filetes, podemos coger uno, desmenuzarlo y freír la carne en una sartén para añadirla después a los espaguetis ya cocidos.
La clave para poder leer íntegramente durante los veinte minutos de cocción de los espaguetis es ponerse a hacer los filetes mientras cuece el agua. De esta manera, cuando tengamos que echar la pasta, los filetes estarán en la fase de reducción de la salsa y podremos echarnos al coleto unas paginitas.
Libros cortitos recomendados:
Crónica del rey pasmado de Gonzalo Torrente Ballester
Ácido sulfúrico de Amelie Nothomb
Alguno de los relatos del libro de Óscar Esquivias La marca de Creta
Aventuras de Miguel el travieso de Astrid Lindgren
aquí falla algo...
ResponderEliminarsi tenemos que leer mientras hacemos las albóndigas, o alguien mete las manos en la carne picada y da forma, o tenemos un "pasador orgánico de páginas", que si es completo nos sujetará el libro delante de nuestras narices (con cuidado para que los borbotones del ajoperejil no impregnen el papel)
Claro que siempre está el recurso del portátil...
Espero las siguientes recetas para una cocinera (por decirlo finamente) terriblemente penosa.
Hombre la verdad es que con los filetes rusos si que es un poco difícil leer, con la pasta lo veo más sencillo.
ResponderEliminarAhora he comprendido de donde vienen las manchas que muchos de nuestros usuarios nos traen al devolver los libros.
Creo que Dual2 da por hecho que al cambiar las manos de la cazuela al papel, hay que lavarse las manos y frotar doblemente si el libro es prestado. Por si acaso lo recuerdo...
¿No os habéis leido la última parte? Cuando se puede leer es mientras se cuecen los espaguetis, porque antes ya nos habremos ocupado de los filetes. Éstos se encontrarán ya en su salsa cociendo hasta su reducción.
ResponderEliminarEvidentemente, cada vez que removemos existe la posibilidad de mancharnos de cualquier cosa. Para ello, recomiendo bien lavarse las manos o utilizar el bien conocido "trapo de cocina".
A mí la mezcla, me gusta, lectura y cocina, y yo a veces lo he hecho, pero pocas, porque como dice Bipolar, me faltan manos para hacerlo todo a la vez.
ResponderEliminarAdemás se corre el riesgo de enfrascarse demasiado en la lectura y que se nos queme la comida, uy, que peligro, será la falta de práctica.
Bien, bien. ¡Cuántos conocimientos hay que quedan lejos de mi alcance!
ResponderEliminarPero se agradece que alguien los ponga sobre la mesa.
Eso sí, con un plato tengo suficiente para practicar.
Buen provecho.
Pero bueno que sosez de blog es éste, chicas es que no soís ni la sombra de lo que fuisteis.
ResponderEliminarQue os pasa, se os ha ido la inspiración? pues ha sabeís a comer pescadito que es muy bueno para el cerebro.
Es que se os echa en falta, ánimo.
Querido anónimo, muchas gracias por tus sabios consejos.
ResponderEliminarTodas las críticas constructivas (¿ya que esa es tu intención no?), son bienvenidas.
Intentamos pasar ratos agradables y hacérselos pasar a aquellos que nos siguen, pero no pretendemos ser de "obligada lectura" para nadie. Para gustos los colores.
Ánimo para tí también.
Pues perdona Ayla si te he ofendido, no lo pretendía, y por supuesto no pretendo ser ni ofensiva y mucho menos enseñaros nada en lo que respecta a vuestro trabajo.
ResponderEliminarSimplemente me ha salido la vena humorística, mis disculpas si os he ofendido.
La Universidad de Salamanca ha puesto en Internet su Biblioteca Histórica, integrada por más de 50.000 volúmenes anteriores a 1830, gracias a lo cual los usuarios de la red podrán acceder a las fichas de estos ejemplares únicos que la institución académica atesora en sus instalaciones. El proyecto, innovador y pionero en España, se conoce como ´Ex libris´ y representa una forma de conocer la vida de los libros: procedencia, dueño y posibles lectores que tuvieron en su momento histórico.
ResponderEliminarDe esta manera investigadores y usuarios en general tendrán a mano una herramienta que representa una vía más para conocer la historia de España y localizar obras únicas que atesora la institución docente e investigadora. Todo ello se podrá consultar a través de la página web http://brumario.usal.es